ISSN-L: 0798-1015 • eISSN: 2739-0071 (En línea) - Revista Espacios – Vol. 46, Nº 01, Año 2025 • Ene-Feb
REYES-ASTORGA, M. et al. «Evaluación del pensamiento probabilístico en futuros profesores de matemática en
Educación Secundaria»
a partir de su experiencia, lo que lleva a considerar esta materia de forma estrictamente subjetiva (Deleuze,
2023; Gómez-Torres et al., 2015). Sin embargo, pese al uso coloquial que se le da al concepto de probabilidad en
el diario vivir, es un modelo matemático que representa objetivamente las imprecisiones de los contextos reales,
como en los fundamentos de la física contemporánea (Franklin et al., 2007; Giribet, 2005; Huerta, 2020),
sirviendo de clave para comprender el comportamiento de la realidad (Rodríguez-Alveal et al., 2022), así como
cuantificar y predecir resultados de interés científico, médico, social, económico, político y educativo (Izurieta-
Recalde et al., 2022; Rodríguez-Alveal et al., 2022), dándole un valor a la interpretación y predicción de eventos
futuros para los ciudadanos (Hacking, 1995).
Actualmente, la presencia de la incertidumbre es una constante que influye en la percepción de la realidad de
los individuos a través de anuncios o mensajes sensacionalistas (Boada y Alzate, 2020; Garfield et al., 2008), así
como en la divulgación de información de la salud (Larrondo-Ureta et al., 2021; García-Marín y Merino-Ortego,
2022), por lo que el conocimiento sobre la probabilidad es un factor fundamental para la toma de decisiones
(Batanero, 2016). Este conocimiento permitiría a los ciudadanos analizar críticamente la información que reciben
diariamente (Betancourth-Zambrano et al., 2017) para desechar premisas o conjeturas externas (Boada y Alzate,
2020), y actuando con cautela y objetividad (Rodríguez-Alveal et al., 2018).
Con base a lo anterior, la alfabetización en probabilidad, definida por Gal (2005), es un interés para la formación
de ciudadanos capaces de desenvolverse en la sociedad (Batanero, 2016), pues les permite adoptar nuevos
significados para el contenido a medida que profundizan e institucionalizan los conceptos del mismo, yendo
desde una mirada intuitiva, que contempla un lenguaje inexperto y comprensión primitiva de los grandes saberes
de la probabilidad, hasta la asimilación de un modelo matemático que permite interpretar la realidad, en el cual
participan otros modelos, como la geometría o el álgebra (Batanero, 2005; Gal, 2005).
En este contexto, a nivel de sistema escolar, el profesor de Matemática debe trabajar los conocimientos
curriculares, así como acompañar y guiar al estudiantado durante su proceso educativo para que comprenda y
adopte otros significados de la probabilidad además del intuitivo o frecuencial (Batanero, 2005). Para ello, juega
un rol fundamental comprender las dificultades y sesgos que obstaculicen la interpretación de contextos
probabilísticos, como el sesgo de equiprobabilidad (Huerta, 2020) o como la percepción ambigua de objetos y
conceptos probabilísticos, ocasionada por un lenguaje coloquial de conceptos probabilísticos (Rodríguez-Alveal
et al., 2024). Además, el profesorado debe diseñar métodos de adaptación del contenido formal a un
acercamiento compatible con la experiencia de sus estudiantes (Alvarado et al., 2018), abordando los obstáculos
y las confusiones que puedan presentar los programas de estudio (Vergara-Gómez, 2024), conjugando los
saberes disciplinares y pedagógicos de su contexto (Alsina, 2012).
Al respecto, los saberes disciplinares del profesor, definidos como estándares en el Marco para la Buena
Enseñanza (Ministerio de Educación [MINEDUC], 2021), mencionan, entre otros aspectos, que los profesores
chilenos deben utilizar teorías de la Didáctica de la Matemática para analizar el progreso cognitivo de los
estudiantes, diseñar secuencias de aprendizaje para las diferentes partes de dicho progreso y aportarle
flexibilidad en su enseñanza según el conocimiento del estudiante. Asimismo, el Marco para la Buena Enseñanza
enfatiza que el profesorado debe tener un dominio profundo sobre el contenido disciplinar y pedagógico. De lo
cual se desprende que el profesorado de Matemática, en el eje de Datos y Azar, debe haber adquirido durante
su proceso formativo un pensamiento probabilístico, un grado de comprensión de la probabilidad que desarrolla
la metacognición sobre el contenido, como la describe Pérez y González-Galli (2020), ayudando a su versatilidad
a la hora de representar muestras, probabilidades y ser crítico con la teoría de las simulaciones y estrategias,
favoreciendo la formación de estudiantes alfabetizados probabilísticamente.