ISSN-L: 0798-1015 • eISSN: 2739-0071 (En línea) - Revista Espacios – Vol. 46, Nº 01, Año 2025 • Ene-Feb
ORELLANA, R.J. et al. «Evaluación formativa para mejorar la práctica pedagógica en una institución
educativa pública en Perú»
resolver problemas sin olvidar sus valores (Casa et al., 2022). Por ello, la educación actual tiene en cuenta una
evaluación integral, donde considere el contexto, la cultura y otros elementos de identidad del estudiante
(Sandoval et al., 2022).
Es por ello, que la evaluación formativa es la forma más adecuada de evaluar (Armas, 2024). En esa misma línea,
Asiú et al., (2021), aseguran que beneficia a los estudiantes y permite a los docentes reflexionar y mejorar su
práctica pedagógica. Sin embargo, presenta limitaciones relacionadas con la administración temporal, los
recursos, resistencias culturales y exigencias burocráticas nacionales que dificultan motivar al maestro hacia la
innovación y la implementación de estrategias apropiadas, considerando que el alumno es el elemento más
importante (Armas, 2024).
Por otro lado, Bellido et al., (2024) aseguran que la evaluación del aprendizaje en el sistema educativo es clave
para comprender, medir y mejorar la calidad y equidad de la educación. Esta se lleva a cabo durante la enseñanza
para recopilar información detallada y mejorar la instrucción. También se realiza al final de un periodo para
evaluar el progreso y los logros del aprendizaje; es decir, se lleva a cabo durante todo el proceso de enseñanza
aprendizaje (Abd Halim et al., 2024). Al respecto, se emplean diversos métodos y herramientas para medir el
nivel de conocimientos y competencias de los educandos, así como para comprender los procesos que influyen
en su progreso. En ese sentido, los enfoques de evaluación pueden ser variados, formales o informales,
individuales o colectivos, y están limitados por recursos técnicos y financieros (UNESCO, 2024).
En ese orden de ideas, la importancia de la evaluación del aprendizaje radica en que aporta información esencial
para tener evidencias del aprendizaje de los estudiantes y la toma de decisiones sobre certificación, mejora de
planes de estudio y asignación de recursos (Sagarika et al., 2021). Por tal motivo, son fundamentales para que el
docente considere implementar estrategias adecuadas de acuerdo a la dificultad encontrada, con la intención
de obtener mejores resultados de los estudiantes (Mayorga et al., 2023; Snekalatha et al., 2021).
De todo lo mencionado, la evaluación formativa se define como el proceso en el que se muestra el rendimiento
del estudiante obtenido mediante la evaluación. Este proceso se emplea de manera dual: los docentes lo utilizan
para adaptar sus métodos de enseñanza, mientras que los alumnos lo emplean para ajustar sus estrategias de
aprendizaje (García et al., 2024). Esta evaluación se emplea para optimizar los procesos de enseñanza-
aprendizaje, con el propósito de favorecer el aprendizaje de s estudiantes y mejorar las habilidades pedagógicas
del profesorado; en ese sentido, para que la evaluación formativa sea compartida, el estudiante debe
involucrarse en el proceso de evaluación mediante técnicas como autoevaluación, coevaluación y evaluación
compartida o calificación dialogada (Pascual, 2022). Ed todo lo mencionado, se infiere que la evaluación
formativa se concentra en mejorar en tres perspectivas: (a) mejorar el aprendizaje del alumnado; (b) mejorar de
la calidad docente del maestro; y (c) mejorar el proceso de enseñanza – aprendizaje.
Las dimensiones identificadas en la evaluación formativa son tres: autoevaluación, la coevaluación y la
evaluación compartida o calificación dialogada (Pascual, 2022), las cuales están presente en la práctica
pedagógica del docente (Basurto et al., 2021). Para Pascual et al., (2019), la autoevaluación es el proceso
mediante el cual una persona lleva a cabo una evaluación de sus propias acciones, desempeño y logros, ya sea
en un ámbito personal o en relación con un proceso específico. Asimismo, la coevaluación, también conocida
como evaluación entre pares o evaluación entre iguales, se centra en la evaluación realizada por los propios
compañeros (Pascual et al., 2019), en esta se promueve la responsabilidad y la reflexión crítica del estudiante,
sin desanimarse por las falencias temporales que posee (Bilbao & Villa, 2019).
Por otro lado, la evaluación compartida o calificación dialogada, se refiere específicamente a los procesos de
comunicación y conversación que el cuerpo docente sostiene de manera regular con los estudiantes en relación